Mini relatos III




MINI-POESIA

El día que me las ofreciste,
sentí inmensa alegría.
Treinta rosas, rojas y frescas,
y  todas mías ¡todas mías!
Cogiste una, ¿acaso la más bella?
y contaste los pétalos que tenía.
Esos fueron el número de tus besos
y de lo que yo me temía…
Llegaron entre olor y dolor,
mientras  yo me debatía.
Azotes y nalgadas con sus pétalos,
color, dolor y osadía.
La mía por querer huir,
la tuya por decir “¡eres mía!”
Aún así, siempre…
Tuya soy, vida mía. 
Verita{S}









ZAPATILLEANDO  

Verita está en la cama comiendo avellanas “de contrabando”.
Las ha “cogido prestadas” de la cocina, mientras su Spanker Severo no miraba y es que… ha sido castigada con irse a la cama sin cenar ¡y no son ni tan siquiera las 20:30h!...  Motivo para rebelarse y cometer actos “delictivos” ¿no?




Una vez saciada su hambre,  apaciguado su mal humor y el orgullo dañado, por ser tratada como una niña pequeña, Verita esconde la bolsita del delito en una de sus zapatillas e intenta conciliar el sueño, sumergiéndose en una lectura pesada sobre un tratado de historia.
A la mañana siguiente, Severo la despierta con suavidad, pero recordándole el motivo por el cual anoche fue castigada y añadiendo que el final de éste, llegará en cuanto reciba una buena tunda con la zapatilla.
¡Oh! ¡Dioses, Gnomos, Hadas, Elfos y demás  Seres mitológicos…! ¿Dónde estáis cuando se os necesita? De verdad… ¡¿dónde?! ¡¿O es que no existís?!
Como si de una película se tratase, de esas antiguas en blanco y negro y sin sonido,  la escena se desenvuelve  a cámara lenta de este modo:

[] Verita, recordando que la prueba del contrabando y consiguiente desobediencia, está en una de las zapatillas. ..
[] Severo, (porque el destino siempre está a su favor) cogiendo  aquella (lógicamente) donde está la prueba irrefutable de que su Spankee es una mal mandada…
[] Verita, haciéndose pequeñita, encogiéndose en sí misma, escondiéndose entre las sábanas, para no ver, lo que va a suceder…
[] Severo, levantando la zapatilla y a la vez, posando su mirada en el suelo, constatando que es lo que acaba de caer.
[] Verita, casi en lágrimas.
[] Severo recogiendo “la bolsita-alijo”.
Verita lleva una semana, yéndose a la cama a las 20:00h (exactamente, sí, Severo es así de ídem) sin cenar, sin libro al que recurrir, con el culo ardiendo y… los pies doloridos: Severo, toda esta semana, también, ha hecho que lleve dentro de sus zapatillas, alguna que otra avellana, “por si le apetece picar algo entre horas” y “para hacer la película más divertida”.

Verita{S}










SONAMBULISMO

Verita no pudo evitarlo. En serio, no pudo.

Se despertó a altas horas de la madrugada para intentar calmar el dolor de sus nalgas y allí seguía el medio (que no la causa, ni su Ejecutor) con el cual había sido castigada.
El Ejecutor, dormía plácidamente, sabiendo que su niña había sido aleccionada con contundencia y así, aprendido la lección.

La causa… la causa, de tal castigo, había sido una respuesta fuera de lugar y tono.
Pero el medio maldito, seguía brillando a través de su hebilla, reflejada en los números digitales del despertador, riéndose de Verita, retándola, airado y divertido a la vez.


Así que, Verita, no pudo evitarlo. En serio, no pudo.
Cogió las tijeras, somnolienta,  casi sin ver lo que hacía, y cortó en barios trozos la correa, volviéndose a la cama con aire triunfal: Ese “medio” (al menos, ese) había desaparecido para siempre.
Al día siguiente, Severo, al despertar,  mira extrañado su mesita de noche e interroga  a Verita con la siguiente frase:
 -A ver, mi niña, ¿puedes explicarme, qué hace tu collar favorito de cuero, aquí, cortado en varios trozos,  al lado de mi correa?
                                Verita lleva ya varios minutos dándose cabezazos contra la pared…      
                          

 Verita{S}




 



FALSAS APARIENCIAS

Verita está encima de la cama.
Atada.
Desnuda.
Amordazada.
Temiendo el momento en el cual Severo, perfore su cuerpo con la aguja.
Está llorando… Intentando pedir clemencia en algún modo.
Intentando desatar sus manos, sus pies… pero sigue debatiéndose inútilmente.
Verita, no tiene escapatoria.
Esta vez, no va a librarse…
¿Escena tórrida de BDSM?
No… nada de eso…
¡Hay que ver esta niña!, dice Severo, ¡qué tenga que recurrir siempre a esto para ponerte la inyección para combatir tu alergia primaveral! 

Verita{S}








                                                  

EL HOMBRE LIJA Y LA CANTANTE DE OPERA

Severo,  se convierte en “el hombre lija”, en el momento en que su barba incipiente empieza a ser una tortura añadida para su Spankee. 
Verita entona,  “E lucevan le stelle” (G. Puccini) cuando Severo besa su boca.
“Pagliacci” (R. Leoncavallo) con lágrimas en los ojos, cuando Severo aproxima su cara a las nalgas de Verita después de ser azotada “para calmar su dolor”.
Y cuando besa y muerde su cuello, “Amor ti vieta” (R. Leoncavallo) sale despavorido y sin forma de la garganta de Verita.
¿Y el día que Severo se afeita?
Ese día, Verita, entona un “Vincerò” sacado de “Nessun dorma” (G. Puccini) que hasta la mejor de las soprano aplaudiría.
Bonito, ¿verdad?, pero la realidad es otra:
Para Severo, no hay ni odas, ni cánticos angelicales, ni “na’ de na’”,  todo eso está tan solo en la cabeza de Verita, así que cuando Severo se convierte en “el hombre lija”, él se deleita escuchando con la voz desesperada y desde luego, en esos instantes, sin música ni armonía de Verita es: ¡Ay!, ¡Basta!, ¡Uf!, ¡Pica!, ¡Duele!, ¡Arrrr!, ¡Blorrrf!

Verita{S}









MAXI- MINI RELATO



“Déjate llevar… siente el frío, la noche, la pasión, el dolor… mira las estrellas esta noche y recuerda, como se dejó llevar una Spankee…”

 La noche es fría.
Las estrellas posadas en el cielo negro, cubren la inmensidad con un manto de luz, que fascina.
Los sonidos que emiten los diminutos e invisibles habitantes nocturnos, son amortiguados por el siseo de la correa antes del impacto y por el sonido del impacto mismo, al caer sobre las nalgas de Verita.
Tanto de la boca de Severo, como de la boca de Verita, sale un vaho creado por el frío… de él, cuando,  intermitentemente, respira mientras la riñe con amor y dureza al unísono, de ella, cuando su respiración entrecortada deja espacio a sus grititos y ruegos.
Verita siente frio y calor, a partes iguales. Frio en las partes en que la ropa ya no la cubre. Calor allí donde el azote llega sin misericordia.
Y dolor, mucho dolor…
Y excitación…
Pero también, y sobre todo, siente vergüenza, porque, Verita, nunca ha sido castigada en un espacio abierto, ni expuesto.
Todo ha empezado minutos antes, cuando Severo, al constatar en pleno trayecto hacia casa, que Verita, de  n u e v  o, había olvidado poner gasolina (se lo ha chivado la lucecita que lo indica luminosamente llamativa y delatora). Así que Severo, ha parado el coche en medio de un campo, ha obligado a Verita a bajarse los pantalones y braguitas, a apoyarse en el capó y allí, a recibir su bien merecido castigo.
Ahora, que las lágrimas de Verita, hace que la visión de las estrellas le llegue distorsionada, por todo lo que está aconteciendo… ahora, Verita, repasa las consecuencias de sus actos como nunca lo ha hecho, impregnada en una atmosfera casi mágica.
Mientras tanto, Severo, no siente frio, ni calor, ni muchísimo menos vergüenza.
Severo se siente (y es, irremediablemente) dueño de sus actos, dueño de sí, dueño de la noche… dueño del espacio que está ocupando en estos momentos, dueño de sus instintos y sobre todo… dueño de Verita. Sus músculos se tensan ante el acto del castigo, su mirada es clara, límpida, serena. Sabe que su amada niña, está sufriendo mucho más de lo que puede llegar a soportar, porque el estar haciéndolo a campo abierto, es un castigo añadido y mucho más cruel para ella, pero aún así, no piensa dejar que Verita, olvide nunca más, que el coche se nutre de carburante y que hay que estar más atento con los detalles cuotidianos.
Se abrazan finalmente, compartiendo sus emociones, porque aunque para cada uno de ellos sean diferentes, la unión de éstas crea una sola.
Vuelven a casa en éxtasi (no sin antes parar para repostar gasolina).
La noche ha sido mágica. Nada te hace estar más vivo que la intensidad en los sentimientos… Nada, absolutamente nada, te hace sentirte más cerca de ti mismo.

Verita ha aprendido la lección y este error, no volverá a repetirse… pero se repetirán otros y otros… siempre.

 Verita{S}







AMA VERA

Severo ha decidido que Verita es la mejor Ama del planeta.
Nadie como ella para dominar, imponer su voluntad, expresarse con contundencia y hacer que las cosas se hagan en un modo u otro, dice Severo.
Verita, ante tamaño juego de palabras e ironía de su Spanker, no puede parar de reír..., aunque como pille a su Spanker…

 Porque es cierto, Verita, es una buena “ama” ya que no deja de “imponer su voluntad” ante ese pollo
                                                                                     
                                                                                          


que tanto le está costando cortar en pedacitos y es cierto, también, que no deja de “expresarse con contundencia” cuando llama al Banco para amenazarlos con cerrar la cuenta si no solucionan lo del recibo pagado sin su consentimientos y también es cierto, que no deja que “hacer las cosas en un modo u otro” cuando mientras pasa el aspirador,
y tiene la comida en el fuego, y la plancha está enchufada y la lavadora avisa del final de lavado, tiene que organizarse para que todo esté coordinado en un modo (u otro ).
Claro, claro… Severo no acabó su frase.
                                                                                Verita es una buena Ama… una buena Ama de Casa.

Verita{S}







FIESTA IMPROVISADA


Esa mañana haciendo los dos la limpieza primaveral, Verita, a todo lo que Severo decía de tirar por su inutilidad, ella lo rebatía diciendo “no, no, que algún día nos podría servir” poniendo así a prueba la paciencia de su Spanker.
Así que cuando, Severo ha abierto una cajita y ha visto que Verita aún conservaba los horteras artilugios del pasado fin de año: confeti,   
serpentinas, narices de plástico (con sus correspondientes gafitas) matasuegras, gorritos puntiagudos y unos collares de plástico pura imitación hawaiana y la respuesta de Verita, ha sido, de nuevo, la de “no, no lo tires, que algún día podría servirnos” la paciencia de Severo, ha dicho “me voy de vacaciones”.
Ha obligado a Verita a decirle, “cuándo” podrían necesitar algo así, a lo que ella, sin mucha convicción, ha respondido “no se… algún día…”.
Nalgueándola sin cesar, Severo, le ha dicho: “ahora es un buen momento para usarlos, ¿no te parece?”.
Ha desnudado a Verita y le ha colocado uno por uno, los artilugios plásticos y sin mediar palabra ha puesto un CD con música bailable y ha sacado de la nevera una botella de cava.
Verita alucinando por cómo han acabado los acontecimientos, se balancea mientras se deleita con el cava fresquito diciéndole a Severo: “¡Feliz año nuevo, mi amor!”
 Y es que… en esta vida, “todo sirve”, pues en cualquier ocasión puedes necesitarlo. 


Verita{S}








Sin tu sonrisa con cada relato que te exponía, sin tus ánimos para que siguiera escribiendo y sin tu aprobación y colaboración, éstos no existirían. Así que desde aquí, te doy las GRACIAS, mi amado, respetado y admirado, Spanker Severo. Por todo ello y por mucho más.







2 comentarios:

rams de M dijo...

de veras de veritaS que hacen reir a carcajadas y despiertan guiños traviesos en la mentecilla ¡gracias!. Voy a linkearlo en face

Verita{S} dijo...

Me encanta que te rías con mi mini-relatos, de hecho ese era mi plan: la risa incondicional explicando entre verdades y fantasías, el día a día de Severo y su Spankee traviesa (osea, Verita la incorregible ;) ) Un abrazo! (y muchas gracias por tus comentarios!!!)