27/8/09

Despertares Spankos 1ª parte

(Vera)

BUENOS DIAS, MI AMOR:
NO DEJO DE PENSAR EN TUS PALABRAS DE ANOCHE. NO TEMAS, NO TENGO NADA QUE DECIR AL RESPECTO… MIS MIEDOS Y TEMORES, SERAN TAMBIEN PARTE DEL TODO Y COGIDOS DE LA MANO LLEGAREMOS A DONDE DESEEMOS LLEGAR... HASTA DONDE NECESITES LLEVARME.
QUIERO SER TUYA MAS ALLA DE CUALQUIER LOGICA Y TE ENTREGARÉ TODO LO QUE DESEES CON TODA MI ALMA.
CUANDO TE MIRO ME VEO REFLEJADA EN TI Y EN TU MIRADA. YA FORMAS PARTE DE MI INTERIOR. NO CONCIBO VIVIR SIN TU ALIENTO, TU SONRISA, TUS CARICIAS, TUS PALABRAS, TU HOMBRIA, TU DOMINACION, TUS SENTIMIENTOS, TU AMOR Y TUS PENSAMIENTOS.
QUISIERA SERLO TODO PARA TI. DESEO SERLO TODO PARA TI.
TE AMO.
PD: DOY GRACIAS INCESANTEMENTE POR HABERTE ENCONTRADO. AHORA SE QUE EL PARAISO EXISTE… Y ERES TU.

(Severo)

QUE HERMOSO CIELO… AUN ASI… LISTILLA NO TE VAS A LIBRAR EH?
GRACIAS POR QUERERME TANTO Y TAN BIEN…
PERO AHORA... PREPARATE

Despertares Spankos... Parte 2ª

Cuenta progresiva

Uno, dos, tres…
Estoy en posición, empezando a sentir tus manos en mí.
Cuatro, cinco, seis…
Voy a resistir. Voy a resistir.
Siete, ocho, nueve…
Duele y duele, pero imagino que el dolor es leve.
Diez, once, doce…
Mis manos asían la sábana en trance.









Trece, catorce, quince…
No se porqué del castigo y te pregunto que hice.
Dieciséis, diecisiete, dieciocho…
Mi culo empieza a palpitar maltrecho.
Diecinueve, veinte, veinte y uno…
¡Ni uno más! ¡Ni uno!.
Veinte y dos, veinte y tres, veinte y cuatro…
Mi brazo se alza y me cubro con la mano.
Veinte y cinco, veinte y seis, veinte y siete…
Lloro desconsoladamente.
Veinte y ocho, veinte y nueve, treinta…
Ruego en silencio salir de esta.
Treinta y uno, treinta y dos, treinta y tres…
No quiero rogar, pero ya ves…
Treinta y cuatro, treinta y cinco, treinta y seis…
Soy una spankee quejica y cobarde.
Treinta y siete, treinta y ocho, treinta y nueve…
“¿Por qué mi dolor no te conmueve?”.
Cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos…
Si llega a cincuenta me partirá en dos.
Cuarenta y tres, cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco…
Imploro, lloro y suplico, pero quedan aún cinco.
Cuarenta y seis, cuarenta y siete, cuarenta y ocho…
No me rendiré y llegaré hasta el fondo.
Cuarenta y nueve… cincuenta…
No tengo ya palabras y mis lágrimas de ello dan cuenta.
No se ha acabado.





¿Quinientas?
¡No!, ¡no!, ¡no!
Cien…
Si pienso en ti ¿sabré el por qué?.
Doscientas…
¡No puedo más! Por favor, libérame y las restas.
Trescientas…
Tanto dolor… ¡tanto! y aún quedan doscientas.
Cuatrocientas…
Suplico, imploro, lloro… ¡odio las cuentas!
Quinientas…
Te lo ruego, calma mi dolor... mis nalgas están maltrechas…

Te amo, mi querido Spanker.

(Vera)

23/8/09

El nacimiento de una estrella.



El nacimiento de una estrella.
Mi erótica spankee (Vera)...
Por Severo:
Capítulo uno:
Les relataré con profundo orgullo la siguiente historia…
Un buen día contacté con Vera, una chica con deseos y sueños por ser spankee, anhelante de realizarse al fin en real, ávida por dejar de soñar y comenzar ya de una vez por todas a vivir aquello que en incontables ocasiones su mente escenificó, bien despierta o bien mientras yacía en brazos de Morfeo.
Enseguida denoté en ella una enorme personalidad rebosante de nobleza, de simpatía, de frescura exuberante, de entrega, extremadamente erótica y añadiré que de carácter… falto de ser sometido, sí, pero bien dispuesto para ello.
Tras varias conversaciones por chat y teléfono quedamos en vernos al fin, ella vendría a visitarme a mi casa, pero finalmente opté por ir yo a su encuentro, pues hacía mucho que no tenía vacaciones ni me permitía un viaje.
Mi plan: un día o dos para deleitarnos jugando a spank, pero, los planes iniciales han cambiado y por el momento sigo en esta maravillosa tierra de Cataluña 23 días y sin ninguna intención de regresar a mi casa por el momento. Nos pasamos los días entre risas y caricias… jugando a spanking… charlando durante horas y horas… he de añadir que es una enorme anfitriona y una cocinera excelente, cualidades que valoro en su justa medida. Créanme, ella vale mucho, como mujer y como persona.
El viaje:
Corría el día 1 de agosto: 07:00, y desperté alegre. Tras asearme vestirme y coger mi maleta, me dispuse a salir con tiempo camino de la estación de tren.
Estando en la puerta de la misma me ocurrió la primera de las anécdotas de mi viaje: un ratero intentó sustraerme la maleta mientras tomaba el aire, pero llevo un par de cascabeles atados a ella y apenas los oí, me giré a tiempo de ver como la soltaba haciéndose el distraído. La seguridad de la estación se dio cuenta del acto y lo amonestaron (no se que habrá sido de él)
Tras pasar por los controles pertinentes, mi maleta y yo, subimos al tren dispuestos a emprender un largo viaje de mas de 750 kilómetros. Tras 5 horas, el tren llegó al primer destino esperado (Barcelona) pero cual no seria mi sorpresa al ver que las puertas del tren no se abrían. Tras 15 minutos todos, incluido yo, empezamos a acusar nerviosismo, pues no teníamos noticias de qué estaba ocurriendo…
Se hizo un anuncio al fin, era algo así como:
“Señores viajeros, se les informa que la policía no permite por el momento apearse del tren, por favor ocupen sus asientos de nuevo y tengan paciencia, gracias…”
Mmmmmm… “gracias” dijo la voz, ya me lo veía venir, en mi maleta: dos látigos, varias fustas, un buen juego de consoladores de castigo (extremadamente enormes) un dilatador anal, lubricante, cuerdas, guantes de cuero, etc. Ya imaginaba la imagen y efectivamente, nos hicieron salir a todos por una sola puerta del tren tardando una eternidad en revisar los equipajes, cuando me tocó a mi, ya pueden imaginarse… delante de mi, gente, detrás, lo mismo… todos apiñados, policías y viajeros pudieron ver el interior de mi maleta, algunas caras de incredulidad, algunas sonrisas. Les diré que realmente estaba enojado por ser tratado como un delincuente, pero más aún por la invasión a mi intimidad, en público además. Tras este abuso de autoridad, me dispuse a comer algo, casi sin tiempo, pues tenia que tomar otro tren, ese que me dejaría ya definitivamente junto a mi niña preciosa… ese que la pondría en mis brazos… entre mis manos…
La llegada:
Pensé “como la reconoceré entre tanta gente si solo la he visto en fotografías”. Pero nada mas bajar vi una mujer frente al anden, estaba sola, de pié, se la percibía inquieta y la reconocí de inmediato, me acerque a ella y le dije “hola”, ella me abrazó y me besó…
Mi niña… por mi, tantas veces deseada… al fin.
El principio de mi sueño.
Mi soñado spanker (Severo)…
Por Vera:
Capítulo uno:
Les relataré con profundo orgullo la siguiente historia…
Como tantas y tantas personas, muchas veces he tenido miedo de realizar mis fantasías. Pero, día tras día, noche tras noche, mi deseo crecía hasta hacer completamente imposible el ocultamiento de una realidad que al fin acepté como parte de mi ser verdadero, mi “yo” repleto de instintos adormecidos y aun sin explorar…
Cuando decidí dar el paso, tuve la suerte (la grandísima suerte) de encontrar en mi camino al mejor spanker, al mejor hombre, a “mi sueño” hecho persona.
El es todo lo que siempre había soñado e imaginado: sus valores van más allá de toda lógica y rigen su vida sin concesiones, su mirada severa y a la vez pícara, te insta a creer en él y en lo que hace; sus palabras de aliento y su modo de mimarme, cuidarme, guiarme y amarme, me dan fuerzas para seguir, para creer y para amarlo sobre todas las cosas… su fuerza es mi sostén y su pasión, mi alimento. Sus azotes, mi medicina y su increíble imaginación y cualidades sin fin, mi orgullo de pertenecerle.
El día de nuestro encuentro, pasé las horas en mi trabajo, como mejor pude. Intentaba calmar mi excitación ante la inminente realización de mi sueño, con toda la serenidad de la que disponía (aunque ésta era poca, en honor a la verdad).
Sabía que tenía que centrarme y controlar el ritmo de mi corazón desbocado, una vez que llegué a la estación para recibir a aquel, que en principio, pensaba que tan solo sería mi iniciador, mi spanker, pero nada más…
Se me acercó diciéndome “hola” y yo, con los nervios a flor de piel, lo único que supe (o pude) hacer fue abrazarlo y besarlo.
La iniciación.
Por Severo.
Capitulo Segundo.
Tras algo de turisteo por los alrededores llegamos a su casa y tras dejar mis bártulos me dispuse a comenzar sin prisas lo que seria su inicio como spankee, no quería ser duro el primer día pues se percibía como una personita sensible y extremadamente temerosa, llena de incertidumbre también al tener en resumidas cuentas a un “extraño” en su casa… un extraño que la castigaría, sin ella saber si sería de manera sabia o temeraria.
Dudas en su mente, dudas, dudas y más dudas… y yo lo sabia, así que lo aproveché para crearle aun más excitación… quería que la adrenalina recorriese cada fibra de su ser.
Sin mediar palabra la abracé por detrás… comencé a acariciarla de manera ruda, demostrándole así que su cuerpo y su voluntad son mías, mías para hacer y deshacer… mientras y de manera incesante la inquietaba con mi voz junto a su oído sin dejar de amenazarla, recordándole cuales habían sido sus faltas durante el tiempo que mantuvimos conversaciones por Messenger y teléfono…
Le di unas pocas nalgadas sobre la ropa. fueron “bien” dadas, para que aumentase más su miedo.
La llevé al cuarto y delante de ella abrí mi maleta, tras mostrarle el contenido de la misma y diversas explicaciones sobre cuando y como usaría todo lo que traía conmigo… ya me dispuse a darle su primera ¡orden!
Le ordené poner sus manos en la pequeña cama del cuarto de invitados y una a una le presenté mis herramientas de castigo en sus carnes, a modo de muestra las probó todas a excepción de los látigos (esos los reservaba para una ocasión diferente) tras un corto pero intenso rato, sus quejidos y sus lamentos comenzaron a mezclarse con suspiros y gemidos, nalgadas… azotes… caricias y amenazas, y siempre presente junto a su oído un sutil juego de palabras.
Palabras que en sí siempre están plagadas de trampas psicológicas, pues sea cual sea su respuesta siempre será motivo de castigo y más castigo, así aprenderá rápido que a un viejo spanker no solo se le tiene respeto, también se le debe temer, en la misma proporción en la cual se le admira, se le quiere y se le respeta… todo ello siempre dirigido a provocar en ella un estado de miedo, excitación, confusión y por último abandono pues ese es el objetivo, que se abandone a mi guía y que se deje para estar al 100% en mis manos, bajo mi dominio y al fin sometida, ya desterrado todo atisbo de rebeldía en ella y dar al fin comienzo al verdadero “juego”.
Bien amig@s... No me extenderé ya mucho mas, solo les diré esto, en mi Verita encontré al fin a una Spankee de corazón, un ser que se entrega le duela lo que le duela, alguien que aprende rápido, esa que lo da realmente todo y créanme… buscaba algo así desde hace ya mas de 25 años, no me llaman Severo por nada, ella ahora lo sabe bien y aun así su deseo de avanzar vence sus miedos, el cariño por mi, su Spanker, le permite no hacer jamás uso de la palabra de seguridad que le regale ¡JAMAS! Eso ya le costo ríos de lagrimas y cientos de mordiscos en sus labios.
CAPITULO SEGUNDO. Por Vera.
La iniciación.
Llegamos a mi casa, no sin antes haberle hecho un mini recorrido turístico por la zona, para que se ambientara.
Casi sin dar tiempo a mucha “socialización” y de ni tan siquiera haber abierto la maleta mi adorado Severo, ya me dio unos azotes por encima del pantalón.
¿Cómo me sentí? Como en una película. Pero esta vez, era yo, por fin, la protagonista principal.
Cuando me enseñó el contenido de su maleta, creía que me iba a dar algo: látigos, varias fustas, un buen juego de consoladores de castigo (extremadamente enormes) dilatador anal, lubricante, cuerdas, guantes de cuero, etc. En esos momentos pensé que mi adorado Spanker se había vuelto loco (¡¿cómo pensaba utilizar todo eso en mí siendo mi primera experiencia?!).
¡Ah, La vida! Cuanto nos enseña el camino mientras se recorre…
Tras alguna caricia y susurros en mi oído con tono dominante, me instó a colocarme con las manos en la pequeña cama de la habitación de invitados y la cabeza apoyada en la misma. Bajó mis pantalones junto con mis braguitas y empezó la que sería la primera de tantas ocasiones en las cuales él me castigó, con mezcla de dulzura, severidad y placer. Su voz, profunda y firme, me guiaba por los más intensos e inimaginables laberintos del dolor y del placer, apartándome de mis miedos, abstrayéndome de vez en cuando de mi dolor, guiándome con su experiencia y enorme paciencia…
No recuerdo si cayó alguna lágrima en esa ocasión, pero si la hubo, fue de emoción. Las que llegaron más tarde sí siguen en mi memoria (y seguirán) para siempre, como el recuerdo de aquello en lo que me he convertido. En lo que él me ha convertido. En su spankee. Suya ya para siempre.
No logro dar un día, una hora, o una fecha concreta a cada castigo recibido (él sabe el porqué) cada vez que su deseo se plasmaba en castigo, lo único que yo podía hacer era obedecer, acatar la postura ordenada y obligarme a mi misma a dar todo aquello que deseaba y tenía que entregar (esto es así, por la cuenta que me trae, su severidad y contundencia, no deja lugar a otro tipo de comportamiento).
Mis recuerdos están difuminados por el dolor, las lágrimas, las lucecitas que ves cuando cierras los ojos mientras esperas el próximo azote. Los incontables azotes y nalgadas, todo ello mezclado con caricias, besos y su voz… siempre su voz… ordenando y jugando con mi mente, disponiendo de mi sometida voluntad…
Cada vez que acababa, él me conducía hasta el espejo para que yo comprobara “su obra”… y siempre, siempre, me miraba (y me miro) pensando “esa no soy yo”, “ese no es mi cuerpo”, “no soy yo quien ha aguantado tanto dolor”… ¿Por qué lo hago?... ¿por qué dejo que alguien “maltrate” mi cuerpo en ese modo?... es tan sencillamente increíble la respuesta: Por él. Mi dolor, mi placer, mis deseos, mi respiración, se rigen por sus deseos, por complacerle… así siento como spankee… así siento como mujer… así siento y deseo sentir, ya, para siempre. Aclararé que no soy sumisa, soy una mujer autoritaria y determinante, aún así, sin remedio, él logra someter mi voluntad haciendo posible en mi un nivel de entrega jamás concebido.
Llevo mi cuello marcado por sus mordiscos incesantes, mi cuerpo entero está lleno de marcas y cardenales, los cuales llevo con orgullo y dolor porque son la prueba de su pasión desbocada… pasión, pasión… pasión….
Jamás pensé que se pudiera vivir con tanta intensidad. Jamás creí que pudiera sentir como siento… Si antes me consideraba una persona equilibrada y feliz, ahora, todo ello ha aumentado potencialmente en su máxima expresión.
He comprendido la dualidad por fin de mis sentimientos primarios y he llagado a la conclusión que cada uno de nosotros concibe y siente de diferentes maneras, pero que a la larga quedan resumidas en un solo modo: todo aquello que hagas o sientas, si no está impregnado de sentimiento, no es autentico, o no se puede vivir con la intensidad que solo el sentimiento puede ofrecerte…
Ahora, después de haberle entregado mi alma, posándola en sus manos, no concibo mi vida sin él.
Severo:
Concluiré diciéndoles, que por esta personita y como “Spanker” solo puedo sentir un enorme e incondicional… ORGULLO.
Continuará…
Severo & Vera.