Se ha comprobado científicamente que la música, puede alterar el estado de ánimo, induciéndote a la violencia o calmándote; cambiando tu modo de comer e incluso de trabajar. Así que, abstrae o provoca, altera o apacigua y así, también, aquello que no definimos como música, sino como sonido, ruido, etc., puede llevar a crear emociones de cualquier tipo.
Pienso también, en cuando, amenazantemente, blande su vara ante mí para recordarme su poder, enseñándome complacido, el objeto elegido para el castigo. Y ese sonido más que sublevar mis sentidos, los remueve y altera sin tregua alguna, llevándome a sentir verdadero pavor.
¿Y qué decir de aquellos que tan solo los oyes cuando impactan sobre ti? Cuando su sonido te envuelve y tu cerebro te hace revelarte o acatar, quedarte quieta o intentar huir, gritar o callar, omitir tus sollozos o dejarlos salir torrencialmente…
Aún así, después de todo lo descrito sobre los efectos que me producen estos objetos y su “musicalidad”, nunca podrá compararse lo que siento, ante la melosidad con que Severo emplea su voz, cuando su ser Spanker aflora y con su voz dura e intransigente y a la vez pacada y armoniosa, me anuncia que necesito un correctivo… entonces, y solo entonces, es cuando entiendes el poder de la música en tus sentidos.
Verita{S}